14 septiembre, 2010

La ironía de los tiempos disímiles entre el espíritu herido incapaz de sentir amor y esa necesidad tan humana, terrenal y corpórea de compañía, esa dolorosa soledad que te hace necesitar la presencia de aquel cómplice voluntario de nuestra debilidad, ese ajeno que sin amarlo te resulta imprescindible para mantenerte de una solo pieza, queda plasmado de la manera mas bella en éste poema de Elizabeth Eleanor Siddal…

Desgastada (Worn Out)

Tus fuertes brazos me rodean,amor                                              Mi cabeza descansa sobre tu pecho                                              Suaves palabras nacen de ti                                                       Pero aún mi alma no tiene descanso
Porque no soy más que un ente asustado                                       Que jamás llegará a ser algo más                                               Salvo un ave de alas rotas                                                          Que debe huir de ti.
No puedo darte el amor                                                              Que hace tanto tiempo entregué,                                                   El amor que me golpeó y me rechazó                                             En medio de la cegadora nieve.
No puedo dar más que un deteriorado corazón                                 Y estos ojos fatigados por el dolor,                                                   Una boca marchita, incapaz de sonreír                                            Y que no podrá reír nuevamente.
Aún mantén tus brazos alrededor mío, amor,                             Hasta que me duerma;                                                             Luego déjame, sin decir adiós                                                      No sea que pueda despertar y llorar

Y es que miro alrededor y ya no encuentro más a nadie…

10 septiembre, 2010

Y esto era así sin final feliz.

Tratar de dilucidar aquellos instantes que dieron cauce a la maraña de momentos entrelazados de íntima complicidad que compartimos secretamente, sería un trabajo arduo y probablemente a estas alturas también algo doloroso.

Nunca son fáciles las despedidas, más aún cuando venís saboreando toda la amargura de un adiós incluso antes de que la intención fuese pensamiento. Intuyéndolo incluso antes del comienzo.

Atosigarme hasta saturar la mente con los miles de porqués que me persiguen como un vil inquisidor y que sé, no has de contestarme; seguir pasando noches enteras deshilando, y volviendo a tejer nuevas y distintas maneras, tonos y gestos, para trasmitirte aquella serie de preguntas que jamás he de hacerte, no es más que ahondar esta pena. Como si acaso saber que en verdad me amabas fuese a aligerar esta pesadumbre.

Ya de nada sirve querido mío, insistir con cuestiones vanas que no han de resolver lo que de base ya estaba ausente. Ir soltando las amarras, en fin dejar libre este amor es lo que estoy haciendo. Estas líneas no son más que el acto formal  por medio del cual te estoy diciendo adiós. Amor mío te libero y me libero.

He de sincerarme y decir que sabía que habría de terminar de este modo. No creo que hubiese otro. Fue como enamorarse del viento e ir tras él, como amar la nada.

Concluyo con el acto más sincero que ésta pena me permite: Mi querido amor, fue un placer y privilegio haberte amado.

 

p/d: It may be over but it won't stop there,
I am here for you if you'd only care…

And as you move on, remember me,
Remember us and all we used to be
I've seen you cry, I've seen you smile.
I've watched you sleeping for a while.
You'd be the father of my child.
I'd spend a lifetime with you.

Goodbye my lover.
Goodbye my friend.
You have been the one.
You have been the one for me.

05 septiembre, 2010

Hoy sos como este cigarro que no tengo, porque... bueno, no estás, y porque, preferiría… ah, se entiende!

02 septiembre, 2010

Sonetos desde el infierno

Todo lo que pudo ser, aunque haya sido,
jamás ha sido como fue soñado.
El dios de la miseria se ha encargado
de darle a la realidad otro sentido.
Otro sentido, nunca presentido,
cubre hasta el deseo realizado;
de modo que el placer aun disfrutado
jamás podrá igualar al inventado.
Cuando tu sueño se haya realizado
(difícil, muy difícil cometido)
no habrá la sensación de haber triunfado,
más bien queda en el cerebro fatigado
la oscura intuición de haber vivido
bajo perenne estafa sometido.

 

Reinaldo Arenas
(La Habana, 1972)