30 octubre, 2012

Never think…

Yo me pregunté hasta cuando te querré como hasta hoy... Sonaba de fondo, mientras ella estaba pérdida muy lejos entre una mezcla de pensamientos erráticos; mucho más allá de lo que se podía vislumbrar tras el cristal de la ventana.

Una imagen de pronto la tomó desprevenida. Respiró hondo y finalmente soltó un largo suspiro. Sintió como se le humedecían los párpados y se le anudaba la garganta. Hacía tiempo ya que no pensaba en él. Una nostalgia cargada de sentimientos la inundó poco a poco. En menos de un instante, su mente se llenó de viejas y largas conversaciones, de unas cuantas miradas y sonrisas cómplices, compartidas en la seguridad de un silencio pactado.

Un extraño ruido la substrajo de aquella penosa ensoñación. Sacudió lentamente la cabeza tratando de borrar la serie de pensamientos que la invadían. Se incorporó lentamente y recorrió con la vista toda la estancia en busca del responsable de aquel sonido. Lo encontró a unos cuantos metros de ella, hacia el lado sur de la habitación, al pie de la biblioteca.

Miró con recelo al pequeño volumen que yacía en el piso, completamente destartaladoSe acercó a paso lento y lo observó detenidamente antes de recogerlo. Era viejo, de tapas de cuero marrón, raídas. No lo reconoció.

Volvió a su asiento al lado de la ventana, con el libro en sus manos. Inspiró hondamente antes de abrirlo. Un ligero escalofrío recorrió su espalda al mismo momento en que separaba las tapas. Se detuvo en seco antes de observar su contenido.

Miró lánguidamente por la ventana, escrutando las primeras gotas que comenzaban a caer y golpeaban sordamente contra el cristal. Había estado tan absorta en sus cavilaciones, que no se había dado cuenta en qué momento el cielo se había encapotado.

Volvió a posar su mirada nuevamente en el libro. Leyó incrédula la primera página que rezaba una precaria dedicatoria: “Recuerdo taciturno... ingrávido... afuera llueve... aquí dentro me vuelvo oscuridad... obscuridad que devora...”

Sintió como nuevamente se le humedecían los parpados. Se le habían echado encima todos los recuerdos que tan cuidadosa y prudentemente había reprimido durante todos estos años. Sus manos trémulas por pura inercia continuaron hojeando el libro. Nuevamente se detuvo. Leyó en voz baja y pastosa:

No me alcanza.
no basta tu silencio

ni tu fantasma.
No es suficiente 
saberte esperando
entre los cerros,
entre los duendes
de nuestras calles ausentes.
No me alcanza
-extrañándote-
querer volver el tiempo,
buscarte,
en miradas abúlicas
que se burlan de mis tristezas.
No me conformo
con tenerte lejos,
con pensarte...
sabiendo que estás
en éste, mi mundo.
No me alcanza
-lo siento-
tu última mirada,
tu última sonrisa...
No me alcanza
en esta noche sin luna,
en el silencio de un río
-ajeno-
buscarte en el aire,
en la niebla,
de este sueño.” (*)

 

To be continued…

* Poema By Stella Maris Migliorino

 

 

 

29 octubre, 2012

Hace mucho que no escribo algo –algo de veras-, anoche comencé un “mini cuento”… Bueno eso que yo escribo e intenta ser algo… la cuestión es que salió otra cosa –cosa que no esperaba- y va tomando la forma de algo un poco más extenso de lo que escribo habitualmente…

Y a todo esto ustedes se preguntaran, porque sigo dando cháchara? Los que me han leído saben, que lo mío no es al estilo “diario personal”, aunque he de confesar que si es algo personal, con un deje de autobiográfico… Siempre suelo publicar mis pequeños y modestos escritos, y frases o fragmentos de otros autores (pelis o libros) que me gustan.

Decidí intentar algo nuevo, voy a publicar un fragmento de lo que he escrito (que quizás sea un cuento largo o pueda disfrazarse de novela corta, aún no lo sé) y me gustaría leer sus opiniones…

En fin dejo la cuestión abierta… Espero que lo que lean sea de su agrado…

Saludos.

23 octubre, 2012

Soñaras ese sueño profundo y postergado... el de las cadenas rotas... el de la libertad apresurada... Tempestad de medianoche...

12 agosto, 2012

Afuera un aguacero…  aquí dentro, sólo un vacío extraño...  esa sensación de querer extrañarte y no recordar como...

29 abril, 2012

Traductor de Almas III

Leopoldo: ¿Me querés decir qué voy a hacer con vos?…

Rachel: Lo que siempre has hecho… Quererme…

 

Fragmento de “No te mueras sin decirme a donde vas”. Eliseo Subiela.

26 abril, 2012

PORQUE YA NO ESTÁS

Porque ya no estás
en el lugar
en el que te dejé
y no encuentro
un motivo
para erigir
-de nuevo-
un altar en tu nombre.
Porque las huellas
que dejaste
para que pueda
seguirte
se borraron
y no tengo ganas
de remover
el polvo
para buscarte.
Porque las palabras
que dijiste
sonaron mudas
en un templo vacío
y las que nunca
pronunciaste
percuten todavía
en mis oídos
sin sentido.
Esta noche
sobre el filo
de una estrella
-sin brillo-
tomaré entre mis manos
una copa de suspiros
y brindaré
por tu olvido.

 

(STELLA MARIS MIGLIORINO)

23 abril, 2012

¿Dónde carajo estás?

Dónde carajo estas?... dónde carajo estuviste todo este infinito metido?... sabes que ambos abusamos de mi paciencia... que soy de aburrirme muy rápido, y mas en estas cuestiones sin futuro como lo son las del amor... al menos para mi y la inclinación recurrente que poseo hacia la soledad... pero no seria hora ya de que seas real y nos encontremos para desaparecer del mundo juntos?... esto de dejarme tirada en la mas cruel resaca se ha vuelto un deporte bastante exitoso para vos... y para mi también... o sea, vos ganas no estando conmigo... y yo gano una buena borrachera diaria... pero también me perdes... y te pierdo...

22 abril, 2012

No quiero que la lucidez me cueste la alegría ni que la alegría suponga la negación o la ceguera. Pero no me es fácil. Me cuesta vivir a contratiempo, con la sensación de ser testigo de un desatino histórico, gigantesco, de un extravío descomunal, tan irracional, absurdo o desolador como la bomba de neutrones. No entiendo al mundo. Me parece, como dice Serrat, que ha caído en manos de unos locos con carnet. Me siento ajeno a la debacle pero en medio de ella.

vueltas y vueltas para decir siempre lo mismo
vueltas para hablar sin hablar
del dolor, de la ausencia, de los espejos rotos
vueltas para volver a parir esta influencia
(una parte de mi dice stop
fuiste muy lejos)
vueltas, más vueltas para anochecerme
cuando siempre fui oscuridad

Gabriela Bruch. “Open door: Poemas del hospicio.”

16 abril, 2012

Sefiní

Basta por esta noche cierro
la puerta me pongo
el saco guardo
los papelitos donde
no hago sino hablar de ti
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar…

 

Juan Gelman

Poco se sabe…

Yo no sabía que

no tenerte podía ser dulce como

nombrarte para que vengas aunque              

no vengas y no haya sino

tu ausencia tan

dura como el golpe que

me di en la cara pensando en vos

 

Juan Gelman

07 abril, 2012

He pasado toda la noche sin dormir…

He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.

 

Fernando Pessoa

04 abril, 2012

No es que te extrañe es que a veces tengo necesidad de saber de ti, de como te va.. y saber como estas…

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja..."
(Cortázar, Rayuela)

25 marzo, 2012

Por eso lo que amamos lo volvemos a perder…

Sentada en aquel viejo café lo esperaba desde hacía tiempo. Él ni siquiera lo sospechaba.

Con paso apretado rumbeaba a su encuentro bajo una fina llovizna con una mirada de autosuficiencia que pronto desaparecería. Ella lo observaba detrás del cristal con su habitual mirada obsecuente. Sabia exactamente lo que iba a suceder. Lo había vivido demasiadas veces antes. Entró torpemente y se dirigió hacia aquella pequeña mesa del rincón,  donde se encontraba esa parca y esbelta muchacha jugueteando con la cuchara del café frio que bebía de a pequeños sorbos de tanto en tanto…

Se miraron largamente y en silencio, sin embargo era un silencio tan concurrido de palabras que parecía aturdirlos.

Él se sentó frente a ella y vio a través de aquellos ojos inquisidores la fragilidad de su alma. De pronto sintió un punzante dolor en el estómago que se fue extendiendo a todo el cuerpo y lo dejó con una sensación de vacio  que dolía hasta en lugares que no sabia que existían. Ella percibió que comenzaba a recordar y se apiadó de aquel vulnerable cuerpo, este nuevo envase que contenía a ese ser que ella tanto amaba…  Se le ablandó la mirada –esa tan rígida y estructurada que caracterizaba a ésta, que era ahora, y que sabía era una cualidad adquirida de antaño- y sintió deseos de alargar su mano y tocarlo suavemente, pero se contuvo. Siempre dolía un poco más cuando el contacto físico se hacia presente.

Aquella atmosfera silente duró unos cuantos minutos más. Él interrumpió con un módico “hola”. Ella atinó a un cortés movimiento de cabeza y una breve sonrisa en respuesta.  Delicadamente sacó de su bolso un pequeño sobre blanco y lo depositó junto a él, con el resguardo necesario para evitar cualquier roce accidental de sus manos. “Necesito que leas esto” fueron las únicas palabras que pronunció la muchacha antes de retirarse.

Él se quedó atónito, aferrado a la carta,  observando como ella se marchaba sin más. Ni una sola vez volvió el rostro para ver a aquel que amaba… el tiempo la había hecho fuerte, lo había perdido tantas veces y de tantos modos diferentes que está despedida era sólo una muerte pequeña, un dolor minúsculo, algo incluso soportable. Sabía que en esta vida ya no era posible un mañana a su lado.

Aquel enjuto muchacho permaneció inmutable por unos minutos juntando las fuerzas necesarias para abrir el sobre. Lo abrió lentamente, se tomó un tiempo más que prudencial como quien desarma una bomba que está a punto de estallar. Tembloroso llegó a leer sólo algunas frases sueltas antes que las lágrimas le impidieran continuar : “Por eso lo que amamos lo volvemos a perder”… “tarde como siempre nos llega la fortuna” …  “Quizás en otras vidas, quizás en otras muertes”…

26 febrero, 2012

Blue Season

Nieve en primavera, tormenta en el mar
Vaho en mi ventana, ninguna hoja en mi árbol
Lluvias en el jardín sin flores a las que tocar
¿Cuándo nos traerás la luz del sol y lo demás?
Estación, dime la verdad
Qué te ha pasado
¿No vas a cambiar?
Aleja la lluvia
Estación triste, aléjate.
Viento por la tarde, polvo en los ojos
El corazón ensombrecido y tu cielo nublado
Todo va mal y sabes que la culpa es tuya
Nada cambiará mientras tú sigas siendo la misma
Frío en la ciudad, lágrimas en la calle
Las caras de quienes te encuentras están vacías
A los amantes y a los perdedores
que desfallecen en la noche
¿Cuándo vas a tratarlos bien?
Estación, dime la verdad
¿Cuánto te necesitamos?
¿Cuándo vas a girar la rueda?
Esconde tu corazón de acero
Estación triste, aléjate.
Países y gente atrapados en la lluvia
¿Cuando aprenderán a sentirse bien otra vez?
Vagando ahora perdidos porque nada está claro
Esperando señales de cambio en el año.
Estación, dime la verdad
Qué te ha pasado
¿No vas a cambiar?
Aléjate con la lluvia
Estación triste, aléjate.

Nick Drake

29 enero, 2012

Todo lo que se pueda decir es mentira;
el resto es silencio.
Sólo que el silencio no existe.
Las palabras no hacen el amor,
hacen la ausencia.

28 enero, 2012

Se había dormido después de derramar hasta en la última lagrima todo lo que había guardado celosamente por tanto tiempo… Los años pasaban y las decisiones cada vez pesaban un poco más, nunca había sentido tan en carne propia lo de: “las decisiones se toman en unos segundos y se pagan el resto de la vida”